La abatza o apatza es el mayor de estos recipientes de una única pieza de madera de la familia del kaiku. El pastor pasa la leche hervida en el kaiku con piedras candentes llamadas esne harriak o esnarriak, piedras de la leche, a la abatza filtrándola en el iragazki o idazki, un embudo colador de madera lleno de ortigas. Para hacer el queso, le echa el cuajo y tras batirla con la malatsa, mezclador hecho a partir de una rama de acebo o fresno, la deja reposar para que cuaje. A continuación, se separan el suero y la masa semisólida llamada matón. Con un cuchillo de madera hace trozos del matón para introducirlos en el molde, que se coloca sobre una base agujereada para que libere el suero. La abatza tiene dos asas y forma cilíndrica o troncocónica invertida con eje vertical con una capacidad de entre doce y veinticinco litros.
Aba se hace enteramente a mano. En este proceso, en lugar de hacerlo sobre la arcilla roja como es costumbre en la tradición alfarera vasca, dadas sus ventajas de resistencia, se han explorado las posibilidades del esmaltado blanco sobre el gres. Tras una primera visualización del diseño en dibujos en 3D, se decide enfatizar la experiencia del tacto. Así, se ha aprovechado la textura rugosa del gres visto para ayudar a que las tazas no se deslicen fácilmente y se han impermeabilizado las partes que puedan estar más en contacto con los líquidos. En esta tirada de unas treinta piezas, se ha levantado cada pieza a mano en el torno alfarero, añadiendo posteriormente las asas. Se han horneado dos veces a 1200 grados, esmaltándolas antes de la segunda vez.
Gres y esmalte blanco al estilo de la alfarería vasca tradicional
Kinka & Blanka Gómez de Segura
Museo -Taller de la Alfarería Vasca, Ollerías, Álava
100 x 100 x 90 mm